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Marzo 2012
Edición No. 277
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Mis sexenios (48)

José Guadalupe Robledo Guerrero.

Primera etapa del sexenio montemayorista

Para marzo de 1995, los diferentes sectores de la sociedad exigían a gritos la destitución del Procurador Humberto Medina Ainslie (a) “El Chucky”), pero Rogelio Montemayor -como todos los gobernantes- se mostraba sordo, ciego y paralítico ante esos reclamos sociales.

Medina Ainslie dio muestras desde su nombramiento que no le interesaba la justicia y la seguridad de los coahuilenses, porque desde un principio se había dedicado a hacer negocios a la sombra de su cargo, y a robarse -con la complicidad de sus subalternos- los bienes que recuperaba la policía ministerial de los asaltantes de traileros y camioneros.

Humberto Medina Ainslie es el principal responsable de que su hijo Rodrigo Medina, el “gobernador” de Nuevo León, sea duramente cuestionado, pues en el vecino estado se dedicó -igual que en Coahuila- a hacer negocios y robarse lo que puede. Gracias a la ineptitud de Rodrigo Medina, la otrora orgullosa Monterrey es hoy una ciudad destrozada por la violencia, la inseguridad y la corrupción.

La inseguridad pública en Coahuila se había recrudecido desde que Rogelio Montemayor tomó posesión del gobierno coahuilense. En 15 meses de “gobierno” montemayorista se habían perpetrado cinco secuestros de gente importante, económica y socialmente, pero la gota que derramó el vaso fue el secuestro del hijo del copropietario de la constructora Server, Virgilio Verduzco Rosán.

Lo grave del asunto era el rumor que corría, en donde se aseguraba que el gobernador se había enterado del secuestro por los medios de comunicación y no por los informes de sus subalternos, tal y como sucedió con el caso del Grupo Aztlán y de su propietario: José Luis García Treviño (a) Juan Chapa Garza.

La presión social ante la inseguridad era fuerte, por eso Montemayor dejó que se especulara sobre el posible relevo de Medina Ainslie, cuyo principal prospecto era el que luego se convertiría en moreirista de hueso colorado: Fausto Destenave Kuri, quien se desempeñaba en el gobierno montemayorista como Coordinador de la PGJ en la Región Lagunera.

Para ese entonces, Fausto Destenave tenía siete años de haber egresado de Jurisprudencia de la UAC, y ya había hecho una vertiginosa carrera: había sido colaborador de Montemayor en la Cámara de Diputados, agente del Ministerio Público federal, Subdelegado y Delegado de la PGR en varios estados del país, y miembro del Cisen.

Se rumoraba que su rápido ascenso se debía a que desde que Fausto Destenave se incorporó a la PGR, se relacionó con Mario Ruiz Massieu y Jorge Stergios, dos corruptos personajes que luego fueron perseguidos por la PGR. También se dijo que Destenave Kuri fue uno de los siete fiscales involucrados en el proceso de investigación del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, a los que se les acusó de ocultar información a cambio de importantes sumas de dinero.

En ese tiempo se decía que tenía negocios con el entonces director de Turismo, Fernando de las Fuentes Hernández, el mismo que como diputado y Presidente del Congreso de Coahuila, renegoció en 2011 la megadeuda que dejara a los coahuilenses Humberto Moreira sin tomar en cuenta a los coahuilenses.

Pero Fausto Destenave Kuri no pudo lograr su aspiración de convertirse en Procurador, porque el 23 de junio de 1995 fue detenido por la PGR acusado de ser beneficiario y cómplice de la corrupción que se generó para encubrir a los asesinos de José Francisco Ruiz Massieu. Luego sería puesto en libertad.

En Coahuila, el gobierno estatal ocultó la información de este caso, incluso cuando se le preguntó a Montemayor sobre la detención de su subordinado, con el cinismo que sólo pueden mostrar los poderosos dijo no estar enterado del caso, y refrendó su voto en favor de la honorabilidad del detenido.

Del 20 al 23 de abril a invitación de Jaime Martínez Veloz me trasladé a San Andrés Larráinzar, Chiapas, a la reunión más importante que haya tenido el EZLN con el gobierno federal y los diputados de la Cocopa (Comisión de Concordia y Pacificación), 16 meses después de su levantamiento armado. De allí emanaron “Los Acuerdos de San Andrés”, que nunca quiso cumplir Ernesto Zedillo, a pesar de que los firmó su gobierno.

Hasta Chiapas llegamos mi amigo Alfredo Dávila y yo. En San Cristóbal de las Casas convi- vimos con los integrantes de la Cocopa: Heberto Castillo y Juan Guerra del PRD, Luis H. Álvarez y Rodolfo Elizondo del PAN, Pablo Salazar (hoy preso por malversación del erario chiapaneco) y Jaime Martínez Veloz del PRI, y José Robles Narro del PT.

Además de la Cocopa, en los diálogos de San Andrés estuvieron representados el EZLN, la Secretaría de Gobernación y la Conai (Comisión Nacional de Intermediación). Organismo de la derecha católica manejado por el obispo Samuel Ruiz, principal líder del EZLN.

En San Andrés Larráinzar, un pueblo montañés a 70 kilómetros de San Cristóbal, sentimos la presencia de un pueblo organizado, en pie de lucha y harto de la marginación, la simulación y el engaño que por siglos han tenido de sus gobernantes.

San Andrés es un símbolo en la historia del conflicto, de ese lugar era originaria la Comandante Ramona, quizá la más connatada indígena con mando militar del EZLN. De allí también salieron los zapatistas el 31 de diciembre de 1993, para tomar San Cristóbal de las Casas y declararle la guerra al gobierno federal.

En ese lugar, decenas de periodistas de todo el mundo cubrían el importante y trascendental evento, pues como dijera un periodista español: no todos los días se puede presenciar que un grupo de indígenas armados discutan con el gobierno acuerdos de reivindicación y respeto para los pue- blos originales de América.

De igual forma se dieron cita en San Andrés decenas de observadores extranjeros, esos que siempre vienen a entrometerse en los asuntos internos de México, y no podían faltar los miembros de la “sociedad civil”, que en su inmensa mayoría son blancos y gueritos, de procedencia urbana, católicos hasta la médula, antigobiernistas, y poseedores de la verdad absoluta, panistas pues.

Recuerdo que en esos días, en San Andrés estaba prohibida la venta y consumo de bebidas embriagantes, y quien vendiera cerveza o vino lo castigaban amarrándolo en una cruz de madera en forma de equis, para que sufriera la verguenza por haber desobedecido las instrucciones de disciplina del mando militar del EZLN.

Por otro lado, más de cinco mil indígenas, principalmente tzotziles y tzeltales, se concentraron en San Andrés para salvaguardar la seguridad de las pláticas. Pero para el gobierno, la presencia de esos “indios acarreados”, era un acto de publicidad y presión zapatista que violaba los acuerdos iniciales del diálogo.

Este hecho retardó las pláticas y generó acusaciones entre las partes del conflicto. Para evitar que el gobierno tomara como pretexto el incidente, la comandancia del EZLN retiró a sus simpatizantes, para dar paso a un acuerdo: proseguir el diálogo el 12 de mayo. Por su parte, la federación hizo una propuesta a los zapatistas: que el EZLN se concentrara en tres lugares de los Altos de Chiapas, algo así como una reservación india al estilo estadounidense.

Finalmente los diálogos se llevaron a cabo tiempo después, se firmaron los acuerdos de San Andrés Larráinzar, pero el Presidente Ernesto Zedillo no los reconoció, a pesar de que fueron firmados por los representantes de su gobierno, es decir por Gobernación. Desde entonces los zapatistas ocupan ciertos territorios de Chiapas, conservando sus armas, su organización militar y los Acuerdos de San A ndrés, para hacerlos valer en su momento.

Ernesto Zedillo no tenía intención de cumplir sus compromisos con el EZLN, sabía que militarmente el gobierno federal era superior al ejército zapatista. Por eso, desde antes de los acuerdos de San Andrés, precisamente en febrero de 1995, Zedillo dio a conocer la identidad de los dirigentes del EZLN, denunciando que el Subcomandante Marcos era ex profesor y filósofo de Tampico, Tamaulipas, y se llamaba Rafael Sebastián Guillén Vicente, quien en 1995 tenía 38 años, y contra el cual el gobierno federal giró orden de aprehensión acusado de terrorismo, uso de armas exclusivas del ejército, y otros delitos.

El ejército zapatista sigue en sus áreas de influencia, principalmente los municipios en torno a Ocosingo, la puerta a la selva lacandona, y San Cristóbal de las Casas continúa siendo su centro político.

Al posponerse las pláticas en San Andrés, Alfredo y yo nos dedicamos a la vagancia y a recolectar datos. Alfredo se dio a la tarea de entrevistar a don Heberto Castillo y a Jaime Martínez Veloz, en el hermoso patio del hotel Diego de Mazariegos de San Cristóbal. Dichas entrevistas las dio a conocer en su programa radiofónico de la XEKS, y las publicamos en El Periódico...

Aquella fue la última vez que saludé y platiqué con don Heberto. En aquella ocasión nos platicó que la senadora perredista Irma Serrano explotaba a indígenas chiapanecos. Se los llevaba a su residencia a trabajar y no les pagaba.

Por ese tiempo Irma Serrano, “La Tigresa”, era senadora de la República por el PRD, pero nadie podía oponérsele, criticarla o discutir con ella, pues de inmediato los acusaba de maricones, de tener disfunción eréctil, delataba a los amantes de quienes se le enfrentaban, y en el mejor de los casos les mentaba la madre y los insultaba. Como amante del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, la autora de “A calzón amarrado” conoció los pecadillos, desviaciones y perversiones sexuales de la clase política mexicana.

En la entrevista a Jaime Martínez Veloz, la temática fue Chiapas. Jaime conocía bien la problemática chiapaneca, por eso ahora Chiapas es uno de los estados en donde actúa y trabaja. Incluso, mantiene una relación amistosa y política con el Subcomandante Marcos.

En aquella entrevista, Jaime señaló: “En México el reclamo por la paz es más fuerte que la presión de los grupos militaristas”. “Los indígenas carecen de servicios médicos y beneficios sociales”. “Los asuntos exclusivos de Chiapas son: el reparto agrario, la cuestión indígena, un programa de bienestar social y la elaboración de una nueva ley electoral”.”La reforma del estado deberá impulsarse desde el Congreso de la Unión”, “La Conai no tiene capacidad para impulsar la gran reforma nacional que reclaman los mexicanos”.

También en el mes de abril, Alfredo Dávila entrevistó al coahuilense Humberto Roque Villanueva, precisamente después de que el líder de la Cámara de Diputados hizo el efusivo y gráfico gesto que lo volvió, durante un buen tiempo, el blanco preferido de los articulistas y cartonistas críticos. La gesticulación que hizo Roque, luego de la aprobación para incrementar el IVA, representaba en palabras: Nos los abrochamos, nos los metimos, etc..

Como era lógico, Roque Villanueva negó ante la grabadora de Alfredo haber protagonizado tal espectáculo. Según él: no hubo tal gesto ni se festejo de tal forma la aprobación al incremento del IVA. Lo cierto es que Humberto Roque Villanueva, comenzaba a acariciar la idea de convertirse en gobernador de Coahuila, desde luego con la ayuda del dedo presidencial.

En Coahuila, a la mitad de 1995, el diputado local Noé Garza Flores entraba a la Presidencia del CDE del PRI coahuilense a relevar a otro de sus iguales: el inútil de Braulio Fernández Aguirre. Noé dejaba la Presidencia del Congreso local, para convertirse en el Presidente del PRI estatal. Ese enroque sepultaría la ambición de Noé de convertirse en candidato a la Alcaldía saltillense, pues como líder del PRI se encargaría de la selección de candidato a alcaldes para las elecciones que se realizarían el año siguiente.

En ese entonces como ahora ya se hablaba del “nuevo PRI”, con los mismos que llevan décadas de estar pegados a la ubre gubernamental, y que son los principales responsables de los rezagos sociales, la inseguridad, la pobreza, el desempleo, y la corrupción de México.

En ese entonces, el salinista neoliberal de Rogelio Montemayor, intentó a través del Rector de UAAAN, Refugio del Campo Pérez, deshacer el Consejo Universitario de la Narro, tal y como trató de hacerlo en la UAC, pero no se animó ante el riesgo de tener un conflicto universitario. Mucho ayudó para que desistiera Montemayor, que se denunciara a tiempo la agresión.

En el caso de la Narro, se denunciaron a tiempo las pretensiones del salinista Montemayor, ahora convertido en zedillista. A principios de mayo de 1995, Armando de la Peña Rodríguez (muerto en octubre de 2011) denunció a través de El Periódico... que por órdenes del gobernador Montemayor, el Rector Refugio del Campo se proponía a suprimer el voto a los universitarios, para implantar un Consejo o Junta de Gobierno en la UAAAN.

Para lograrlo, según Armando de la Peña, el Rector del Campo se había dado a la tarea de sobornar a los consejeros universitarios, para que aceptaran su propuesta “por unas cuantas monedas”. Para denunciar este atentado contra la autonomía de la Universidad Agraria, Armando de la Peña utilizó el membrete y el prestigio de la Fundación Cultural de Coahuila, A. C. que él y otros conocidos saltillenses había fundado.

Un mes después se conocía todo el enjuague: el lacayo Rector proponía que se redujerá el número de integrantes del Consejo Universitario, para que “el Consejo se integrara por el Rector, los directores de división y un alumno y un profesor por cada división”.

Según Refugio del Campo: “La tendencia general es hacia la reducción en la participación masiva de la comunidad universitaria en procesos de elección”. Estas pendejadas no requieren comentarios...

(Continuará).
Primera etapa del sexenio montemayorista...

 
robledo_jgr@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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